Mañana, 23 de abril, se celebra el Día
Mundial del idioma español. La fecha fue elegida por ser el día en que murió el
más grande escritor español de todos los tiempos: Miguel de Cervantes Saavedra.
La conmemoración empezó a celebrarse en
Valencia, en 1926, de forma modesta. Paulatinamente, se extendió a toda la
península ibérica. En 1964 la celebración fue adoptada por los países
hispanoamericanos. Pero fue hasta 2010 cuando la ONU estableció el 23 de abril
como día mundial para conmemorar al segundo idioma más hablado en el mundo,
después del chino.
Al idioma español se le conoce como la
lengua de Cervantes, por el influjo de este en su fijación y ampliación. Se
considera que su obra sirvió como catalizador del español moderno. Los
documentos más antiguos, escritos en algo parecido a lo que hoy es el
castellano, datan del siglo XI. Sin embargo, a lo largo de los primeros siglos,
permanecía con muchas divergencias en cuanto a su uso y la forma de escribirse.
Siendo un idioma usado por el vulgo, no se le consideraba digno de ser
estudiado y fijado. De ahí que cada escritor lo escribía a su manera, sin preocuparse
tanto por cuestionesde corrección ortográfica. Hacia el siglo XIII, el rey
Alfonso X “El Sabio” había emprendido un proyecto para fijarlo, aunque con
escaso éxito. En ello radica la importancia de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha como obra emblemática
para la modernización del idioma.
La soberbia novela de Cervantes tiene 377
032 palabras. Desde su primera edición, en 1605, tuvo gran éxito, con varias
ediciones consecutivas, incluso varias de ellas en el mismo año. Esto le
permitió difundirse en toda la península desde sus primeros años. Pero más
importante aún fueron los miles de ejemplares que desde entonces se vendieron
por todos los países de Hispanoamérica. Dado el gran éxito que tuvo y la gran
cantidad de ediciones que de ella se hicieron, provocó que la lengua se
difundiera de esa manera por todas partes.
Un siglo y medio después de la muerte de
Cervantes, se creó la Real Academia Española con el mismo fin. Su lema fue,
desde el principio, “Limpia, fija y da esplendor”: limpia, porque descarta
palabras y usos no propios del idioma; fija, porque establece las normas para
su escritura y pronunciación; y da esplendor, porque promueve la lectura de las
obras literarias más representativas.
Gracias a la creación de la RAE, el español
es, hoy, un idioma robusto y goza de excelente salud. Es el único idioma
hablado (como lengua materna) en cinco continentes. Más 470 millones de
personas puedan comunicarnos por ese medio a lo largo de más de 30 países. La
titánica tarea de esta institución, con la ayuda de las correspondientes
Academias de la lengua en cada uno de los países en los que se habla, ha
contribuido a que el idioma no siga un camino a la deriva y que las normas que
lo rigen sean observadas en todos los países por igual. De esa manera, a pesar
de las enormes diferencias en su uso oral en cada nación, el idioma permanece
unido.
Hoy, el español y posee 93,111 palabras, según
la edición 23 del Diccionario de la RAE. Curiosamente, es el idioma que puede
ser hablado más rápido, debido a la forma en que se combinan sus sílabas. De
ahí la enorme versatilidad para construir oraciones en diferente orden y la
gran facilidad para su versificación y la creación de bellos poemas.
Ni
23 ni abril
El 23 de abril también fue declarado Día mundial
del libro. Se supone que se tomó tal decisión por la aparente coincidencia en
la muerte, en 1616, de dos de los más grandes escritores del planeta:
Shakespeare y Cervantes. Sin embargo, ninguno de los dos decesos ocurrió ese
día: Cervantes, murió el 22, aunque fue enterrado el 23, dato que originó el
malentendido. Por su parte Shakespeare falleció, en efecto, el 23 de abril,
pero según el calendario juliano, entonces vigente en Inglaterra. En el
calendario gregoriano usado actualmente, habría muerto el 3 de mayo de 1616. Lo
que nadie duda es la admiración que el escritor inglés sentía por el español:
algunas de sus obras teatrales fueron inspiradas en personajes cervantinos.
¿Español
o castellano?
Si usted viaja por alguna ciudad gallega, se
sorprenderá al escuchar cómo se comunican las personas entre sí: casi todos
hablan en gallego, idioma oficial para cerca de tres millones de personas. Lo
mismo ocurre en las montañas vascas: algunos pobladores ni siquiera conocen el
idioma castellano y se comunican en el idioma más antiguo de la península, más
viejo incluso que el latín: el euskera. En Barcelona, casi todos los rótulos y
anuncios están en catalán, idioma hablado por cerca de 7 millones de personas.
Lo que hoy se conoce como España está integrado por varias regiones autónomas,
algunas de las cuales luchan por independizarse del Reino de España y promueven
su idioma como símbolo de identidad. Por esa razón, para efectos oficiales y
para la comunidad internacional, el idioma se denomina español. Sin embargo, al
interior de la península ibérica, para diferenciarlo del resto de idiomas
oficiales del Estado Español, se le denomina castellano.
El
ingenioso Cervantes
El
ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha es la
obra más editada de todos los tiempos, solo después de La Biblia. Se calcula que se han vendido más de 500 millones de copias
y ha sido traducida a más de 140 idiomas. Curiosamente, una buena parte de ella
fue escrita en la cárcel: Cervantes, en efecto, había sido aprehendido por
quedarse con una parte de los impuestos que recaudaba. Contrario a deprimirse,
el llamado “Príncipe de los ingenios”, aprovechó su cautiverio para engendrar
la que a la postre sería la más alucinante obra literaria escrita en español.
Tiene el mérito de ser la primera novela moderna y uno de los más grandes
monumentos literarios de todos los tiempos. Es nombrada así porque en ella se
presenta una visión del mundo inédita en cuanto a la promoción de los valores
humanos que surgirían de la modernidad: la libertad, el respeto a la persona
humana, la superación del pensamiento medieval, etc. Además, la técnica
novelística ofrece una contemporaneidad pasmosa: en la segunda parte (publicada
11 años después que la primera) Cervantes inicia un juego entre la realidad y
la ficción con una maestría nunca vuelta a ver. Los personajes adquieren
consciencia de sí mismos y hasta se burlan de sus locuras y gracejadas.
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